En la colisión brutal entre la Teoría y la Realidad, ¿Cuál es el problema concretamente? Pues, el que se refiere a dos puntos claves en la Cultura Prevencionista.
El primero, dice relación con la identificación de la esencia o naturaleza de nuestra profesión, la que debe estar siempre presente en el alma del profesional, no como una representación metafórica o virtual, sino, como un elemento de fundamental importancia para lograr el éxito en la prevención, esto es, materializar los objetivos y lograr una satisfacción plena en el ejercicio de una de las más extraordinarias carreras o profesiones de la era actual. En efecto, la perspectiva del prevencionista se traduce en el de evitar que los accidentes afecten la vida o la salud física o psíquica de las personas, de los trabajadores en especial, eliminando su ocurrencia. En ello, insisto, solo hay dos profesiones que se encargan de la problemática de las enfermedades y de la salud, la medicina y el prevencionismo. Debiendo dejar claramente establecido, que la prevención de riesgos se anticipa, pues, precisamente, su ejercicio cabal impide que se aplique la primera.El profesional prevencionista, debe estar atento a la significación y trascendencia de su rol social y económico, desde que lo más importante de las relaciones entre empleador y trabajador pasan por su atención, planificación y eficiencia profesional. Lo que el médico es en el quirófano o en el hospital, el prevencionista lo es en el frente de trabajo y en la producción de bienes y servicios.Quien no entienda esta trascendencia no puede optar por ser prevencionista.
En segundo lugar, le ha preocupado y preocupa que en mi país la cultura prevencionista no sea significativa para los empresarios, gerentes y mandos gerenciales. Es más bien una actividad de segunda mano, casi desechable si no fuera por las obligaciones legales que ordenan dar atención a este asunto. Hay, por decir lo menos, un desprecio hacia el prevencionismo y hacia el prevencionista absolutamente injustificado, erróneo y, por cierto, poco inteligente. Si, resulta muy poco inteligente arriesgar la economía de la empresa dando saltos al vacío sin saber como se va a caer en el ejercicio de la producción, ya que es innegable que quienes desprecian estas funciones necesarias y esenciales, son como los ciegos que tratan de cruzar una selva repleta de peligros, en cada instante de cada día. Una vez ocurrido el desastre nada se puede hacer, en consecuencia, no se puede jugar en la producción con la idea de que “aquí no pasan esas cosas”, porque para que no ocurran desastres productivos se requiere de una planificación, estudio, interés, control, ejercicio constante y permanente.
Todo esto nos lleva a concluir que en los sistemas productivos el error más grosero se manifiesta cuando se separa la producción de la prevención y cada actividad corre por distintos rieles internos, desfasados y sin encontrarse jamás.
Producir es prevenir, obedeciendo a la fórmula universalmente aceptada que la producción busca optimizar la calidad de los bienes y servicios producidos a menores costos y en condiciones de seguridad.
En una ecuación simple podríamos explicar el contenido de esta tesis.
(H y S + calidad + medio ambiente) = producción sana
Sin embargo, debemos entender que para lograr una producción en los términos de seguridad y medio ambientes sostenibles y óptimos, el prevencionista como ejecutivo en el manejo del control de costos que se generarán por las consecuencias de un mal diseño preventivo, debe actuar antes, durante y con posterioridad a la producción. Para ello deberá contar con las herramientas necesarias de decisión y la autoridad suficiente para respaldar estas decisiones.
El error actual de la Gestión de Empresas ha sido entender el problema desde el punto de vista del análisis economicista de la ingeniería comercial de empresa, que nunca ha sabido valorar el aporte de cultura prevencionista necesario y fundamental para minimizar costos los derivados de la mala política interna de Gestión Preventiva. Hay un desprecio obsesivo por la Cultura Prevencionista, lo que hasta la fecha ha acarreado terribles pérdidas en vidas y salud humanas, y en la economía de la unidad económica llamada Empresa, lo que es peor, consecuencialmente, al país..
Es hora de cambiar para bien de los trabajadores, el aporte humano a la producción; de la propia empresa que está interesada que los riesgos de la producción no se consumen y del país, pendiente del éxito de los sistemas productivos que desarrollan la economía sin dejar huellas en la salud y la vida de las familias y del país.