SEGURIDAD E HIGIENE INDUSTRIAL

7/8/11

Un 25% de los uruguayos puede terminar en el Hospital Vilardebó

DESDE 1880. ES EL UNICO HOSPITAL PUBLICO QUE ATIENDE A LOS ENFERMOS MENTALES AGUDOS EN NUESTRO PAIS

LA REPÚBLICA visitó el viejo "Manicomio Nacional", y su director Miguel Sniadower habló sobre los cambios en la salud mental y su inserción en el Sistema Integrado de Salud, así como de la falta de psiquiatras por las que atraviesa el hospital.

DANIELA FASSANELLO



Huerta. El trabajo para los pacientes como forma de reinsertarlos en la realidad.
Huerta. El trabajo para los pacientes como forma de reinsertarlos en la realidad.
El "manicomio". Fue uno de los mejores hospitales psiquiátricos de América del Sur. Las viejas instalaciones en ruinas fueron sustiuidas por nuevas.
El "manicomio". Fue uno de los mejores hospitales psiquiátricos de América del Sur. Las viejas instalaciones en ruinas fueron sustiuidas por nuevas.

Muchas cosas han cambiado en nuestro país en la atención que reciben los pacientes con trastornos mentales. Entre ellas, se destacan los tiempos de internación, hoy se busca que sean lapsos más breves y se trata, en la medida de lo posible, que el paciente no pierda contacto con sus vínculos familiares. La rehabilitación y su inserción social es uno de los objetivos que desde las autoridades se busca trabajar tanto con la propia persona enferma como con su entorno.

Nadie está libre, ni a salvo de que en algún momento de su vida pueda padecer un trastorno mental grave. Es más, el psiquiatra y actual director del Hospital Villardebó, Miguel Sniadower lo expresa de está manera "a lo largo de la vida es probable y posible que el 25% de las personas que camina por la calle, en algún momento tenga una enfermedad mental". Sniadower entiende que "el enfermo mental debe ser el enfermo más pobre de todos, porque está separado de la sociedad y genera temor en el resto. Durante mucho tiempo vivimos la negación de la enfermedad, pero en la actualidad no se puede negar, ahora hay claras y contundentes pruebas científicas de que existen alteraciones neurológicas en este tipo de pacientes".

Por suerte, "muchas cosas han cambiado para bien", reflexiona el psiquiatra, y hoy en el hospital uno de nuestro mayor interés es que "las estadías sean lo más breves posibles, una vez que están acá lo que nos interesa es que vuelvan a insertarse en su nuevo mundo social y familiar y hacemos un enorme esfuerzo para ello". Además los cambios científicos han determinado que los tratamientos sean eficaces para la enorme mayoría de los pacientes.

"El esfuerzo más grande que realiza este hospital es en el área de rehabilitación, para que la experiencia del paciente internado no sea negativa", ese proceso en el que trabaja todo el equipo de funcionarios genera que un paciente que al principio "llega con mucho susto luego no se quiera ir", dice el director que responde que ese tipo de conductas se debe a que los pacientes se sienten realmente contenidos.

Irónicamente Sniadower dice "acá el hotel no es lindo pero la comida es buena" y "te escuchan, te dan cariño, contención y eso no se consigue mucho en la vida común afuera", expresa. Para este tipo de pacientes es fundamental la atención y desde el Villardebó su director defiende el trabajo de los funcionarios en general "hay interés de verdad, genuino, y eso trasciende a todo el personal".

En la órbita pública es el único centro psiquiátrico de agudos y por mucho tiempo fue el único que recibía enfermos mentales de todo el territorio nacional, incluso, en una época había un tren que se conocía como "el tren de los locos" que pasaba una vez al mes y traía a todos los pacientes del Interior para ser atendidos en el Villardebó.

En la actualidad y con la implementación del Plan de Salud Mental que se enmarca dentro de las nuevas políticas de salud en casi todos los departamentos hay salas de psiquiatrías. Lo que ha generado que las consultas estén descentralizadas, ya no se tiene que viajar a la capital para recibir una atención psiquiátrica y son trasladados cuando el paciente necesita de una internación.

A pesar de estos avances hoy el hospital se enfrenta a otros problemas de distinta índole de los que aún no hay solución. Entre ellos la falta de profesionales que quieren trabajar con este tipo de pacientes.

"Hace cuatro años nos sobraban psiquiatras, ahora nos faltan", señaló al respecto el director del Villardebó. Explica que una de las principales causas de este tipo de profesionales se debe a que "existe mucha oferta laboral afuera, en el ámbito privado y en el exterior también, con otros sueldos más tentadores".

En otras áreas como la fisiatría y la neurología los problemas para conseguir este tipo de especialistas son más graves. "Por ejemplo, por primera vez este verano conseguimos una suplente para la neuróloga. Nadie se presentaba a los llamados, en este último se presentó una sola persona que fue la que quedó y realizó la suplencia de la especialista", relató Sniadower a LA REPÚBLICA.

Con respecto al porcentaje de egresos su director indicó que "es alto pero por día solo quedan unas 3 o 4 camas libres, estamos funcionando siempre al máximo, tenemos un movimiento del 98% a diario", dijo y subrayó que los pacientes judiciales son los que generan que un importante número de camas estén ocupadas.

EN NÚMEROS

2.500 Consultas. Son las atenciones diarias que realiza el área de Asistencia de Atención en Crisis, que funciona las 24 horas en la emergencia.

700 Funcionarios. Son los que trabajan en el hospital.

FALTAN PSIQUIATRAS

* "Hace cuatro años nos sobraban psiquiatras, ahora nos faltan", señaló el director del Vilardebó.

EL "MANICOMIO NACIONAL"

Fue construido en 1876 e inaugurado en 1880 con el nombre de "Manicomio Nacional". Supo ser uno de los mejores hospitales psiquiátricos de América del Sur. En 1910 el centro asistencial cambió su nombre por el que tiene actualmente en homenaje al médico uruguayo Teodoro Miguel Vilardebó.

El edificio ubicado en la calle Millán 2515 es un símbolo de toda la historia que guardan sus paredes, desde la vereda de enfrente uno puede observar la parte antigua, deteriorada, con la parte más nueva y que de a poco va siendo reacondicionada para funcionar en mejores condiciones.

Fue construido en lo que ese momento era el campo de Montevideo, un lugar totalmente despoblado y lejos del centro de la ciudad en la época. "Los dementes quedaban afuera. La tendencia era al alejamiento del paciente con trastornos mentales graves, un fenómeno no solo que se vivió en nuestro sino en todo el mundo".

En esa época, a los pacientes se les llamaba "alienados", es decir "alguien que ha perdido la condición humana". Luego vinieron los momentos de cambios en cuanto a conceptos sobre la "locura", que se la ligaba a lo "demoníaco y lo degenerado, ese tipo de personas eran habitadas por demonios".

Muchos años después y tras la Revolución Francesa, viene un cambio también para la historia de la psiquiatría que se encamina a integrar los trastornos mentales en la categoría de enfermedades. Uruguay no fue ajeno a todo eso, el manicomio recibía por 1910 unos 1.800 pacientes de todo el país.

En la actualidad tiene 300 internados de los que solo 180 deberían estar en el Villardebó, el resto están internados por disposición judicial. Son personas que no deberían estar allí, en su mayoría son adictos y en un porcentaje importante lo son a la pasta base.

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